«Creo que, lejos de perjudicar, ayudará a que la unión sea más fuerte, recuperaré la ilusión que se ha ido perdiendo». Con estas palabras defiende David Jiménez su propuesta de abrir su relación sentimental para conocer a otras personas que no sean él mismo. «Celos en principio no creo que haya, pero si hay sentimientos raros, lo importante es hablarlo. Me conozco y sé que al principio me echará para atrás la idea, pero luego seré el primero en agradecerlo», comenta.
Explica David que, después de 36 años de relación, «que es toda una vida», ya es capaz de adelantarse a lo que va a decir antes siquiera de abrir la boca. «Sé lo que estoy pensando en todo momento, me conozco todas mis manías, mis rutinas… en fin, lo normal en una relación tan longeva. Y eso es bonito pero también es una trampa, porque se pierde la sorpresa, la pasión de conocer a la persona, de descubrir afinidades. Yo tengo muchísimas cosas en común conmigo, por no decir todas, pero abrirse a más gente no creo que ponga en peligro nada de lo que tengo», razona.
Admite Jiménez que «me va a costar romper el hielo con otra gente porque, hasta ahora, solo he estado conmigo. Se me hará rarísimo, pero ahora mucha gente se relaciona con otras personas, diría que es incluso una moda, y por algo será».
Esta tarde, David se atreverá a sacar el tema. «Cuando quede con alguien para conocernos y tal, le pediré permiso para estar presente en la cita, y así será todo un poco más gradual», dice. Admite que el miedo «a abandonarme completamente a la otra persona» es difícil de despejar, pero está dispuesto a correr ese riesgo. «Tengo que confiar en mí, nunca me he fallado», insiste.
