Solo unas horas después de asumir el trono, el Rey Carlos III de Inglaterra ha pedido que le traigan la espada y le pongan su armadura para salir a vengar la muerte de su madre. «Esta afrenta contra el pueblo de Inglaterra no quedará impune», ha dicho mientras el féretro de Isabel II aún recorre el país para ser honrada antes de recibir sepultura.
«Ya habrá un momento para las lágrimas, ahora es momento de plantar cara y hacer honor a la historia de este país. El deber de un rey es defender a su pueblo y honrar a sus antecesores, así que voy a investigar quién atentó contra la vida de mi madre y colgaré su cabeza de una pica en el puente de Londres», ha dicho, rodeado de cámaras e intentando meter la cabeza en el casco de la armadura sin lograrlo y ayudado por 15 personas.
«Cabalgaré lo que tenga que cabalgar y quemaré los pueblos que tenga que quemar hasta que todo el mundo comprenda que Inglaterra recuerda y no olvida», ha dicho a continuación, caminando en círculos con una de las piernas encajada en una bota.
«Lo último que verá el asesino de mi madre será un Windsor sonriéndole mientras muere», ha declarado mientras pedía a sus ayudantes que le ayudaran a levantar su espada de guerra, que él ha decidido que sea la de William Wallace, un mandoble de cinco kilos de peso y más de un metro y medio de largo.
«Mi nombre es Carlos III, tú mataste a mi madre, prepárate para moriiiiir», ha gritado mientras su caballo le arrastraba por los estribos por todo el patio de armas del Palacio de Buckingham.
