Aunque no parece muy divertido y los niños apenas pueden levantarlos, los fabricantes de juguetes Montessori, caracterizados por reproducir formas básicas y estar hechos de madera, han empezado a vender troncos y palés directamente. “El niño no ve un tronco de tres metros de largo y 200 kilos de peso, sino que, gracias a la imaginación, ese tronco puede convertirse en cualquier cosa, como por ejemplo un árbol tumbado o un oleoducto”, puede leerse en la web de un fabricante de juguetes pedagógicos.
“El palé que vendemos es un palé normal con clavos oxidados y astillas y que cuesta un poco más caro que un palé porque está avalado por pedagogos”, explica Loli de Peques Loli, una juguetería de Barcelona. Según dice, el palé está aconsejado para niños de 0 a 6 años y “en absoluto es un palé encontrado de la calle al que se le ha puesto un precio de 500 euros”.
Según la Pedagogía Montessori, es esencial “crear un ambiente en el que el niño pueda ser autónomo y gane confianza en sí mismo”, ambiente que estos juguetes de madera maciza logran crear porque el niño puede usarlos como contundente arma arrojadiza (si es capaz de levantarlos). “También tenemos tablas de madera con un clavo oxidado en la punta, todo sin plásticos, natural”, explica Loli.
La idea de esta corriente pedagógica es que el niño logre plena autonomía. Así pues, cuando llegue el momento de su escolarización, deberá ser abandonado en el bosque para que, rodeado de madera cien por cien natural, pueda aprender a leer, a escribir y a deducir el teorema de Pitágoras por sí mismo y si sobrevive.
