A primera hora de esta mañana, el Gobierno ha alertado de un aumento de coches abandonados en gasolineras este verano. En lo que llevamos del mes de julio, ya se ha abandonado un 70% más de coches que en años anteriores. Los trabajadores de las gasolineras están desbordados y no saben qué hacer con los automóviles, todos ellos aparcados al lado de los surtidores.
La subida del precio del carburante es clave para entender esta situación, pero el Ejecutivo ha insistido en que abandonar a los coches es inhumano y constitutivo de delito. “La gente viene en el coche, echa gasolina y, cuando ve el precio, se va corriendo dejando el coche aquí”, declara el trabajador de una estación de carburante de Zaragoza. “La inmensa mayoría de los coches abandonados tiene el depósito lleno”, explica.
Aprovechando el abandono de los coches, muchos perros y abuelos que fueron abandonados en años anteriores han empezado a meterse dentro de los vehículos para pasar las noches. “Ya estamos el perro, el coche y yo, solo falta que mi hijo se abandone a sí mismo y volveremos a estar todos juntos”, afirma un anciano con esperanza. “Mi comida era mucho más barata que la gasolina, quizás deberían venir a recogerme”, expresa otro octogenario abandonado.
Esta situación recuerda a la que se vivía en los peajes de Cataluña, que durante años eran tan caros que los coches abandonados se acumulaban a ambos lados de las barreras. “El peaje parecía el parking de un centro comercial”, recuerda un trabajador del peaje de los túneles de Vallvidrera.
