Tras solo diez meses de vida, que han permitido a miles de personas vivir en el futuro, el cierre de la compañía de entregas ultrarrápidas Gorillas obligará a todos sus clientes a volver a la Edad Media y a tener que hacer la compra por sí mismos o a esperar. «En vez de pedir por la app desde el sofá, voy a tener que levantarme, ponerme unos zapatines, mover mis propias piernas y bajar, oh, Dios mío, a la calle para adentrarme en la jungla urbana en busca de uno de esos supermercados, donde tendré que localizar yo mismo mis bienes de consumo y mi propia comida y luego volver con ella, no sé muy bien cómo, hasta casa», se queja Fermín Guzmán, de Madrid.
«Hay compañías de entregas rápidas, pero no ultrarrápidas… que cierre es un retroceso porque hay veces que necesitas vinagre de módena en diez minutos y ahora, a lo mejor, tienes que esperar unas horas o puede que incluso días hasta que puedas terminar de hacerte la ensalada», lamenta Guzmán. Considera que el cierre de la empresa le condena a revivir «tiempos muy oscuros que pensábamos que no volverían».
El hecho de que mucha gente se vaya a ver obligada a salir a buscar sus propios víveres hace creer a muchos historiadores que, como humanidad, podríamos estar volviendo no ya a la Edad Media, sino a la época de los cazadores recolectores, el paleolítico. «El cierre de estas empresas es un paso atrás de 10.000 años, porque supone literalmente abandonar el sedentarismo para volver a ser nómadas a nivel de tener que ir al supermercado nosotros mismos, como se hacía en la prehistoria», explica Esther Kumping, catedrática de Historia.
«Ahora, si, por ejemplo, no tengo hielo en casa, no puedo comprarlo por internet y tenerlo en minutos y quizá me tengo que conformar a vivir sin hielo, como antiguamente», se queja Guzmán. «Es que puede que tarde más de diez minutos en tener mi compra en casa, ¿cómo se puede vivir así?», dice.
Algunos analistas consideran que, entre los exclientes de Gorillas, la mortalidad va a dispararse y alcanzará cifras similares a las de la Peste Negra en Europa, dado que esta vuelta a un estado natural pretecnológico hará que los más débiles sucumban antes «y, claramente, los más débiles son los vagos que usan esta aplicación, ahora desaparecida».
