De todos los eufemismos que usamos para los vendedores de humo destacan dos: emprendedor y creador de contenido. Un emprendedor es alguien con dinero que vive de montar lo que sea que esté de moda (ya sean bares, zapaterías, o reparto a domicilio) para venderlo al poco, por más de lo que vale, y empezar de nuevo sin haber creado nada estable ni valioso. Creador de contenido es quien llena con agua salada un continente al que acudimos cuando tenemos sed.
Una misma persona puede ser a un tiempo emprendedor y creador de contenido. Y si dicha persona, además, presume de haber “emprendido” por primera vez a los 18 años, no lo dude y active el Defcon 4, pero prepárese para pasar al 3: vídeos de sí mismos ejerciendo la caridad, como si fueran el rey Wenceslao, mientras suena Mariah Carey de fondo.
Solo tengo que añadir la palabra plagio para que cualquiera que maneje un poco redes sepa que hablo del tiktoker Nachter, un personaje dotado de una innata capacidad para olvidar citar a aquellos a quienes plagia en redes. Por lo que sea, sí que se acuerda de bloquearlos cuando exigen que se los etiquete como autores originales, tal y como se hace en la plataforma cuando se replica un vídeo; porque de eso va TikTok, de ser el mono imitamonos. Nachter ha dicho en El Mundo que los que le acusan de plagio son los mismos que le atacan por su religión, aunque la verdad es que la mayoría de los que le acusamos de plagio ni sabemos ni nos importa saber qué religión practica. Su mérito es haber logrado ser el tiktoker con más seguidores de España a base de robar ideas.
Le cuento a usted todo esto porque tal vez tenga hijos a los les gusten los vídeos de Nachter. Es normal, son muy divertidos. Lástima que casi ninguno sea idea suya.
