Aunque las imágenes de la guerra le han parecido terribles, Enrique Corrillo, de 23 años, se ha visto incapaz de condenar la violencia del ejército ruso porque ha visto un chiste machista que hizo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en 2014. El joven considera que Zelenski estuvo muy desafortunado cuando, en su etapa de cómico, bromeó sobre el físico de una mujer sin reparar en las consecuencias sociales que dicha práctica puede acarrear.
“La violencia no solo es tirar bombas y conquistar un país, la violencia también es perpetuar estigmas físicos haciendo chistes en un contexto de actuación humorística”, explica el joven. Aunque Corrillo no defiende ni justifica la actuación de Rusia en Ucrania, sí piensa que el presidente Zelenski no es nadie para dar lecciones de nada porque “fue el primero en ejercer la violencia con ese chiste tan desafortunado”.
Enrique considera que Zelenski traspasó los límites del humor exactamente igual que Rusia traspasó los límites que marca la frontera con Ucrania. “Los dos han demostrado tener muy poca clase”, expresa. Además del chiste machista, el joven también ha encontrado un chiste con poca sensibilidad hacia las personas sordas, algo que sin duda le ha convencido más de la imposibilidad de condenar la violencia rusa.
No es la primera vez que este joven toma una decisión de este tipo. Desde hace años, no critica el holocausto judío porque ha encontrado muchos chistes que los judíos hacían ridiculizando a los propios judíos. “Me parece de una falta de tacto tremenda humillar así a los judíos”, ha dicho en relación a los judíos.
