Después de más de veinte años conduciendo, en los que ha recorrido decenas de miles de kilómetros y ha estado en más de 30 ciudades, Enrique Castrillales Aceituna, de 42 años, ha descubierto que el examinador de la autoescuela sigue sentado en el asiento de atrás. El hombre, de 57 años, se ha mantenido todo este tiempo con el cinturón puesto y en silencio porque Enrique no cometía ninguna infracción.
“La conducción de Enrique es ejemplar”, ha asegurado el examinador, que en estas dos décadas se ha alimentado de las botellas de agua tiradas en el suelo del vehículo y también a base de las sobras de las bolsas de patatillas que Enrique dejaba caer en la parte trasera. “Nunca había conducido sin él ahí, así que me acostumbré y la verdad es que no reparaba en su presencia”, se sincera el conductor.
El examinador pasó desapercibido hasta esta mañana, cuando ha tenido que llamarle la atención al conductor porque se ha saltado un Stop. “Es la primera infracción que Enrique comete en 20 años”, explica el hombre. “Llevaba 19 años esperando este momento para poder hablar y volver a mi hogar”, añade. “Alguna vez he visto pasar a mis hijos por la calle desde el coche de Enrique, pero me gustaría abrazarlos tanto a ellos como a mis nietos”, continúa. “He pasado demasiado tiempo aquí dentro”, insiste todavía desde el coche.
En cuanto el examinador ha bajado del coche, ha notificado a Enrique que tendrá que repetir el examen porque, al no parar en ese Stop, no ha podido aprobarle y darle el carné de conducir.
