El magistrado Matthew Niklin, del Tribunal Superior de Inglaterra y Gales, estableció el pasado jueves que las leyes británicas no recogen la inviolabilidad de don Juan Carlos I. La defensa del rey emérito ha reaccionado esta semana anunciando que el acusado «se abstendrá de visitar Reino Unido para declarar ante el juez al considerar que se le ha amenazado directamente con violarlo».
Don Juan Carlos I se niega, pues, a sentarse en el banquillo por las acusaciones de acoso procedentes de su antigua amante, Corinna Larsen, si es que finalmente es citado por un juez británico. Los abogados del emérito se agarran a su interpretación de las palabras de Niklin, que insisten en tildar de «amenaza directa de agresión».
«Si a usted le recuerdan que no es inviolable, ¿qué entiende? Le están diciendo lo que piensan hacerle», ha comentado el propio emérito esta mañana, acusando a la justicia británica de «apoyar la cultura de la violación».
Al cierre de la edición, Su Alteza Real doña Sofía de Borbón ha recordado que lleva años viviendo en Londres y nadie la ha violado.
