«Vuelvo a full». Así acaba de anunciar Dios su vuelta al trabajo tras dos años desaparecido. Desde principios de 2020 no mueve un dedo porque «me quemé, mi trabajo es muy estresante, necesitaba desconectar». Un paso que le costó mucho dar porque «el único día que me cogí una baja laboral sucedió la cobra de Bisbal a Chenoa».
Una pandemia mundial, una borrasca histórica, la erupción de un volcán, una crisis económica y una guerra es todo lo que se ha perdido. La deidad no sabe nada de esto ni quiere, según indican fuentes cercanas, ya que, en sus propias palabras, «me pondré al día cuando vuelva, solo han sido dos años, no creo que tenga mucha plancha».
El papa intentó advertirle en alguna ocasión: «Incluso me rezó en domingo, ¿qué derecho a la desconexión es ese?», se queja el Todopoderoso, que acabó contestando de malas maneras: «Hombre, ¿me vas a organizar la vida tú a mí? Lo que faltaba, vamos ya».
En 2023, le gustaría volver de su excedencia con nuevas condiciones laborales. «No entiendo la cultura del omnipresentismo, eso es muy antiguo testamento, tener que estar al mismo tiempo en todas partes 24/7, qué absurdez», declara. A su vuelta querría contar con un jornada más flexible o, incluso, teletrabajar: «Aparecerme una vez a la semana en un pueblo de la España vacía y el resto del curro, desde el Paraíso». Palabra de Dios.
