Habiendo aparcado la tesis de que fue un error informático el que permitió la aprobación de la reforma laboral, esta semana el Partido Popular ha llevado a cabo un proceso interno de depuración de responsabilidades tras lo ocurrido en el Parlamento el pasado jueves. Ha sido el propio Alberto Casero, el diputado que votó a favor de la reforma, quien ha votado ahora a favor de que se le expulse del partido.
«Ha empezado la reunión insistiendo en que se equivocó como otras veces se han equivocado otros muchos diputados, y que no es justo que se convierta ahora en cabeza de turco. Luego, sin embargo, cuando hemos procedido a votar sobre las medidas que tomaríamos internamente, él mismo ha levantado la mano para apoyar su propia expulsión», relata una fuente de la formación en la sede de Génova.
«Ah, no, expulsarme a mí no», habría dicho Casero justo después de votar, dándose cuenta de que, de nuevo, había apoyado precisamente la decisión que quería rechazar.
«Pucherazo», ha sentenciado Casero mientras el resto de sus compañeros abandonaba la reunión sin escuchar sus lamentos.
Cuando más tarde se le ha preguntado si deseaba repetir la votación, el diputado ha dicho que no, aunque luego ha aclarado que se refería a que no daba por válida la votación, no a que estuviera en contra de repetirla.
