Alvarito Bosch, un adolescente de 12 años de Alicante, ha pedido auxilio esta semana a Amnistía Internacional en un comunicado lleno de faltas de ortografía en el que denuncia ser víctima de “todo tipo de vulneramientos de los Derechos Humanos y, en conciso, de los míos”.
Bosch argumenta que los trabajos de esta entidad en contra de los bulos, de los abusos de la Ley Mordaza y en general de “la opresión de los poderosos” le atañen porque en su casa no se respeta la libertad de expresión, se le acusa de cosas que no hizo por culpa de bulos e infundios y “me he convertido en carne de camión de todo tipo de injusticias y no es justo”.
“Lo que pasa es que le hemos castigado sin consola, eso es lo que pasa. Porque nos habla mal y no estudia”, aclara el padre de Alvarito, que lamenta que “Amnistía Internacional tenga que perder el tiempo con esta pataleta, habiendo causas tan urgentes que afrontar”.
El niño defiende que “al poder siempre le interesa quitar yerro a los problemas de los oprimitos y silenciarnos”. Presiona también para que Amnistía Internacional le ayude a denunciar el creciente “infantilismo”, en una nueva acepción del término que significa, según él, “el racismo pero contra los niños”, del que dice ser víctima.
Amnistía Internacional no ha tardado en responder al comunicado, aclarando que “estamos ocupándonos de varios temas de derechos humanos: la crisis sanitaria, la violencia contra las mujeres, las personas refugiadas, los derechos LGBTI, el comercio ilegítimo de armas o la pena de muerte y la tortura pero, en cuanto solucionemos estos asuntos, revisaremos el caso e intentaremos hablar con tu padre”.
“Al menos que me consigan una rebaja de la pena, que no puedo estar seis días sin conectarme al online, esto es incomunicarme y aislarme y raptarme en contra de mi voluntarismo”, señala el menor.
