«EL CLÍTORIS NO EXISTE, es un mito de empresas para vender juguetes sexuales». Gracias a esta revelación expresada esta semana en un tuit por Omar Domínguez R., a mucha gente se le ha quedado cara de idiota.
Son muchas las personas que se han pasado horas allí abajo estimulando algo que en realidad no existe, lamiendo una invención que solo buscaba enriquecer a la poderosa industria de los juguetes sexuales.
Pero la pregunta que la gente se hace ahora es la siguiente: si el clítoris no existe, ¿qué hemos estado chupando todo este tiempo?
Sin duda, la respuesta más común es que muchas personas se han dedicado a chupar una proyección de ellas mismas en los genitales de otra persona. Cada lametazo a ese clítoris ficticio era en realidad una palmada en la espalda de ese profesor estricto, aquel abrazo de papá que nunca se recibió, la caricia de esa abuela que siempre nos gritaba y que jamás nos dijo nada bonito.
Vale, pero entonces, si el clítoris no existe, ¿qué pasa con todos los orgasmos que han tenido las mujeres al estimular esa zona? Bueno, lo primero que hay que saber es que el orgasmo femenino no existe, que es un invento como la Navidad, Halloween o Liechtenstein, así que no hay de qué preocuparse.
Pero, ¿significa eso entonces que las mujeres son todas unas mentirosas? ¡No! Para nada, las mujeres no son unas mentirosas por la sencilla razón de que las mujeres no existen. En realidad, el sexo femenino es una invención de las marcas de ropa para vender sus productos y la Cosmopolitan.
Un momento. Entonces, si las mujeres no existen, ¿yo existo? Pues sentimos ser nosotros los que te demos esta noticia, pero la verdad es que no, tú no existes, en realidad solo eres una proyección del universo holográfico. Todo lo que sientes, todas tus memorias, todo lo que crees haber vivido y estar viviendo no es real. Solo eres información.
Obviamente, a estas alturas ya te habrás dado cuenta de que el Universo tampoco existe. «¿Pero entonces qué es la realidad?», te estarás preguntando. Pues la realidad es un clítoris gigante, porque tampoco existe.
