La recuperación definitiva de Pepe «Blandi» Romagosa pone punto final a la fabricación del conocido Blandi Blub, la masa verde pegajosa con la que jugaron miles de niños en los años ochenta y que aún hoy seguía comercializándose bajo otros nombres como Slime. «Antes producía materia para unos 500 botes al día. Desde el lunes, apenas me da para pegar cuatro bolitas en el volante del coche», reconoce el hombre.
Al haber superado el resfriado que le procuraba tan rentable mucosidad, Pepe «Blandi» aspira a poder llevar una vida normal. «Aspiro, que ya es mucho», matiza. Reconoce que se ha curado en un momento en el que ya pensaba en jubilarse. «Se me estaba haciendo bola todo, se me pegaban las sábanas cada mañana y me daba la sensación de que estaba estirando demasiado el chicle», comenta.
Afortunadamente, su hijo Antonio «Blutack» continúa en plena forma. «Sigue pegando fuerte y me tranquiliza saber que conmigo no se acaba todo», declara el padre.
Al conocer el final del Blandi Blub, miles de niños en todo el mundo han empezado a llorar, generando mucosidades que permitirán al fabricante cumplir con los objetivos de producción de este mes.
