Convencido de que tenían una conexión especial que incluso le hacía ir con ganas al supermercado, Pedro Casanella Mozzi se ha sentido muy decepcionado esta mañana al descubrir que Carla, la cajera del Mercadona, también llama “cariño” a los demás. “Pensaba que yo era el único al que llamaba así, ha sido un jarro de agua fría”, lamenta.
Casanella sentía que la cajera y él habían congeniado genuinamente, pero ahora se ha dado cuenta de que solo era uno más para ella. “Yo siempre la llamaba por su nombre y ella me respondía con palabras bonitas como ‘cariño’, ‘rey’ e incluso ‘guapo’”, denuncia el cliente, que sabe el nombre de la cajera porque lo pone en la etiqueta de su uniforme. “Me siento utilizado”, insiste Casanella.
Al cliente también le ha dolido ver que la cajera sonríe a los otros clientes. “Yo venía con toda la ilusión, Carla me llamaba ‘cariño’, me sonreía, me daba las gracias y se despedía con un ‘pasa un buen día’, pero ahora sé que lo hace con todos”, protesta. “Algunas veces incluso me quedaba un rato hablándole de cosas de mi día y ella mostraba interés aunque no podía hablar mucho porque tenía que cobrar a los demás”, relata.
Tras descubrir la realidad, Casanella ya ha anunciado que dejará de ir a ese Mercadona para ir al que tiene más cerca de casa. “Conducía 20 minutos diarios para hacer la compra solo por Carla, nunca imaginé que sería tan desagradecida”, confiesa amargamente.
