Francisco Umbrales, un submarinista optimista de 37 años, ha muerto esta semana tras ver su bombona medio llena en lugar de medio vacía. En vez de regresar a la superficie, el submarinista siguió bajando al fondo del mar muy confiado de tener tiempo y acabó quedándose sin aire, aunque viviendo una experiencia única.
Lejos de mostrarse abatido, Umbrales murió convencido de que cada crisis es una oportunidad. “Saldré más fuerte de esta situación”, se decía con optimismo y sin aire a 55 metros de profundidad. “De los momentos complicados es de los que más se aprende”, se dijo durante sus últimos segundos de vida.
Ignorando el hecho de que había cometido un grave error bajando tanto y que estaba con el agua hasta el cuello, este submarinista optimista aseguró encontrarse en su mejor momento justo antes de tocar fondo. “En la vida es importante tocar fondo para luego ir para arriba”, pensó instantes antes de entrar en parada cardiorrespiratoria.
El optimismo causa la muerte de miles de personas al año, siendo este una de las principales lacras de la sociedad. “Nunca conseguiremos acabar con este problema”, declaran desde la Asociación de Pesimistas.
