Después de sembrar el pánico por caminar totalmente desnudo en plena calle, un exhibicionista se ha convertido hoy en una persona completamente normal tras abandonar la acera y meterse en la playa. Cruzar el metro que separa la calle de la arena de la playa ha servido para que la sociedad vuelva a aceptarlo como uno de los suyos.
La inquietud de la gente que se cruzaba con él cuando iba desnudo por la calle se ha tornado incluso en complicidad una vez en la playa. “Pensábamos que era un loco degenerado, pero en realidad es una persona progresista y muy abierta”, se sinceran los otros bañistas. “Parecía que quería mostrarnos sus genitales, pero el pobre simplemente es un amante de la playa”, insisten con cierto arrepentimiento por haber dudado de él.
Los gritos de los transeúntes se han convertido en indiferencia absoluta en cuanto el exhibicionista ha pisado la arena, y una vez allí ha mantenido varias conversaciones con algunas personas que estaban tomando el sol cerca de su posición. “En la calle casi lo denuncio, pero en la playa hemos hablado y resulta ser una persona bastante amable”, reconoce una bañista.
El hombre normal volverá a convertirse en un peligroso exhibicionista cuando tenga que regresar a su casa porque no tiene nada de ropa y tendrá que caminar otra vez desnudo por la calle.