Los ciudadanos de Cataluña han mostrado su descontento esta semana al descubrir que la suya es la única Comunidad Autónoma en la que no se ofrece una tapa gratis con cada dosis de la vacuna del coronavirus. “Fuimos toda la familia a vacunarnos, pedimos dos dosis cada uno y aún así no nos pusieron ni unas míseras aceitunas”, protesta Montserrat Moner, una vecina de Girona recién vacunada.
Los catalanes están hartos de ser tratados como ciudadanos de segunda y exigen que, aunque no sea una tapa, al menos les regalen una vacuna de la viruela o algo similar. “Al menos que aprovechen la jeringuilla”, proponen. Están además muy indignados porque consideran que las vacunas que se administran en Cataluña son mucho más saladas que en el resto de España. “Nos las ponen con mucha sal para obligarnos a pedir más de beber”, denuncian.
Por su parte, en Madrid la situación es muy diferente, ya que allí te vacunas y con eso ya has cenado. “Yo fui a ponerme la primera dosis y me sirvieron unas patatas fritas, unos pinchos de tortilla y hasta un trozo de bocadillo de chistorra”, declara un vecino natural del barrio de Malasaña. “Así no hay quien se haga antivacunas”, reconoce. “Bueno, a no ser que estés a régimen”, aclara.
La política a la hora de administrar la vacuna varía dependiendo de cada comunidad. En Galicia, por ejemplo, con cada dosis regalan un chupito de la casa, que según los gallegos mata al bicho más que la vacuna. En el País Vasco, por su parte, te van poniendo vacunas y vacunas hasta que te quedas totalmente lleno de anticuerpos y te tienes que ir a dormir.
