Más de veinte bajas se han producido en las últimas horas en bombardeos de la aviación israelí sobre la Franja de Gaza, que no ha tenido más remedio que responder al lanzamiento de cohetes desde este enclave palestino con dirección a Jerusalén, donde ha habido también desperfectos y daños personales. El episodio se produce en el marco de ciertas tensiones entre israelíes y palestinos, todos ellos gente maravillosa y con sus propias razones, según puede leerse en los principales medios de información.
La escalada de tensión, según atestiguan los periodistas, recuerda a la erupción del volcán Pacaya, en Guatemala, o del islandés Fagradalsfjall, que tuvieron a la población en vilo durante horas. «Ojalá se calmen las cosas, de momento hay que esperar a ver qué pasa, no es culpa de nadie», señalan las principales cabeceras.
«La rabia que producen estos choques y estas desavenencias entre gente tan admirable y buena puede llevar a acusaciones y exigencias de responsabilidades que empeorarían las cosas y serían injustas, porque ya bastante están sufriendo en los dos bandos», razona un experto de Naciones Unidas.
«¿Contra quién vas a cargar? ¿Contras Hamás o contra Israel? Con lo mal que lo están pasando ambos, nosotros no podemos más que aguardar y, cuando todo pase, preguntar si necesitan algo», concluye el analista.
