Haciendo un balance de todos estos meses de confinamientos, toques de queda y medidas de seguridad, una mujer ha llegado a la conclusión de que lo ha gestionado todo correctamente y así se lo ha hecho saber a su perchero. “No me puedo quejar, he llevado la pandemia bastante bien”, le ha dicho al mueble que sujeta sus abrigos y mascarillas.
Más tarde, conversando con su encimera, la mujer se ha sentido muy afortunada por haber mantenido la cordura en todo momento. “Podría haber perdido el contacto con la realidad al estar tan aislada de mis seres queridos, pero por suerte me he mantenido muy fuerte mentalmente”, se ha sincerado ante el círculo de inducción inferior derecha. “Hemos esquivado la bala”, ha bromeado después con su tostadora.
La mujer, de 27 años y natural de Toledo, pasa varias horas al día conversando con el perchero. “En el confinamiento estreché lazos con él porque es un mueble con el que tengo muchas cosas en común”, explica. “Si no hubiera sido por las largas horas que he pasado hablando con el perchero, probablemente ahora estaría loca”, reconoce. “Es una suerte tenerlo a mi lado y que nunca me deje colgada”, añade. “Que sí, hombre, que sí, no nos podemos quejar”, ha respondido el perchero según la mujer.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que la mujer ha ido al salón a relajarse, donde no ha podido evitar ponerse a hablar con la tele apagada. “Me paso horas con ella porque hay que estar informada”, dice en referencia al televisor desenchufado.