Esta semana, los índices de vacunación se han disparado en las ocho provincias andaluzas. El motivo es que el Gobierno de la Comunidad ha pegado una etiqueta de Cruzcampo en los envases de AstraZeneca y ahora los antivacunas se la están administrando sin mesura. “Se han visto casos de antivacunas colándose en los centros de salud para vacunarse los primeros”, aseguran desde la Junta de Andalucía.
La medida ha sido un éxito, las dosis de AstraZeneca se han agotado en apenas dos días. “Las hemos empezado a rebajar con agua porque esta gente, si ve la etiqueta de Cruzcampo, se bebe cualquier cosa”, explica Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Comunidad. “Aun así nos hemos quedado sin dosis porque la demanda era enorme, tanto entre los antivacunas como entre la gente normal”, reconoce. “Hay personas que se han tomado hasta ocho vacunas desde el lunes pero era esto o nada”, confiesa.
“Los andaluces, si ven el logo de Cruzcampo, se meten lo que sea en el cuerpo”, reconocen los expertos. Muchos de los que han tomado la vacuna han experimentado mareos similares a los que provoca la cerveza Cruzcampo. “La mayoría de la gente cree que ha consumido la cerveza de siempre pero en un recipiente nuevo”, afirman los especialistas. “En realidad están encantados”, concluyen.
No es la primera vez que la Junta de Andalucía tiene que recurrir a Cruzcampo para convencer a los ciudadanos. En 1981 ya se empleó la etiqueta de esta cerveza para volver a impulsar el consumo de aceite de colza en la región.
