Con una abstención generalizada (en parte por culpa de la pandemia, pero también del mal tiempo y del desánimo general) el resultado de San Valentín de ayer fue el peor desde 1972. Los datos son contundentes: solo uno de cada diez mimos culminaron en coito. La gran mayoría se quedó en caricias, palabras de cariño y poco más.
Las causas de que los números sean tan malos son múltiples, pero los expertos señalan cierta fatiga ante “las mismas caras que todos conocemos” y la ausencia de “proyectos realmente motivadores”. “Las personas que viven en pareja se limitaron a personarse en el dormitorio enseñando los genitales, pensando que eso ya movilizaría a los simpatizantes, pero las cosas no basta con pedirlas”, han dicho las parejas de estas personas.
Al final de la noche de ayer, en los domicilios de algunos solteros podía verse la misma escena: caras largas, decepción y alguna lágrima contenida para dar cuenta de unos resultados que no han sido los esperados. “Nos hemos pegado un buen batacazo. Ahora toca asumir la derrota y reflexionar”, han dicho miles de personas solteras pero aún excitadas.
Los solteros más motivados han decidido coger el coche y recorrer España para “escuchar a la militancia y aprender” teniendo en cuenta que “cada día puede ser la gran fiesta del amor, y no solo cuando lo señala el calendario”.
