Fuentes de La Moncloa han confirmado esta misma mañana que el pasado viernes por la noche Pedro Sánchez convocó una reunión de urgencia a la que asistieron todos los ministros y principales asesores del Ejecutivo. Sánchez, airado, comunicó su firme decisión de renunciar a los 140.000 millones del fondo europeo de recuperación tras la crisis del covid-19. Argumentó que el escándalo del Gobierno de Holanda, que dimitió en bloque por discriminación y racismo en la concesión de ayudas a familias, es incompatible con «aceptar ese sucio dinero europeo, dinero manchado de racismo».
«Han sido muchos desprecios, muchas cosas que me hicieron daño y que he guardado en silencio muchos meses», argumentaba el mandatario español. «Nunca fue mi amigo [comentó refiriéndose al primer ministro holandés, Mark Rutte], es muy duro reconocerlo, porque estamos hablando de mucho dinero», concedía. «No tiene ni la mitad de dignidad que yo. Hay personas que somos vocacionales y otros que van a por el dinero», aseguraba.
Es de sobras conocida la dificultad que entrañó convencer a Holanda para cerrar el plan de ayudas de la Comisión Europea. Sánchez tiraba por la borda todos estos esfuerzos y, por eso, ayer lunes, cuando supo que se iba a filtrar la decisión a la prensa, el líder socialista reculó. Explicó que había convocado la reunión tras «beberme dos copillas, cuatro copillas de más». «Monté en cólera y empecé a decir disparates que el señor Rutte no se merece para nada. Ni él ni los holandeses en su conjunto. Dije cosas que no las siento», decía para rematar sus disculpas asegurando que «Holanda es un gran socio».
