Ante las protestas de muchos sectores de la población sobre la lentitud del proceso de vacunación, el Gobierno se ha visto obligado a admitir hoy que lo que está ralentizando las cosas es la necesidad de vacunar primero a los 340 vicepresidentes del Ejecutivo. “Somos muchos, tenemos agendas apretadas y no está siendo fácil de organizar”, ha reconocido la vicepresidenta tercera del Gobierno, Nadia Calviño.
Por su parte, Iván Redondo, vicepresidente quinto del Gobierno, ha querido tranquilizar a la ciudadanía lanzando un mensaje de optimismo: “Ya nos hemos vacunado cerca de 70, en pocos meses podremos empezar a vacunar a nuestros familiares y amigos, y después a la gente de a pie”. Jesús Bascopé Solís, vicepresidente octogésimo noveno del Ejecutivo, ha venido a decir lo mismo que su compañero, asegurando que “todos los esfuerzos del Gobierno están destinados a vacunar a los vicepresidentes cuanto antes”.
La duocentésima cuadragésima octava vicepresidenta del Gobierno, Belén Vara Fernandez, ha sido la más crítica con la gestión del Ejecutivo y ha declarado que “el proceso podría ser más rápido, muchos vicepresidentes tenemos familiares de riesgo y no podemos seguir expuestos al virus”. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya le ha pedido disculpas y ha prometido que desde la Generalitat de Catalunya hará todo lo posible por acortar los plazos de vacunación.
Consciente de las quejas de la oposición y de gran parte de la ciudadanía, el Gobierno lo fía todo a que las vacunas también inmunicen contra las dimisiones.
