Un desafortunado chiste sobre las mujeres y las inyecciones compartido en su cuenta de Twitter en agosto de 2015 le ha costado al descubridor de la vacuna del coronavirus, Uğur Şahin, una condena unánime de la sociedad pero, además, la retirada inmediata de la propia vacuna.
«De ninguna manera podemos apoyar actitudes como la de este señor ni mucho menos administrar a la ciudadanía una vacuna que es obra suya», zanjaba esta misma tarde en España el ministro Salvador Illa, que pedía calma y comprensión, prometiendo «alternativas seguras sanitaria y moralmente hablando».
Aunque Pfizer ha insistido en que el descubrimiento de la vacuna fue fruto de un trabajo en equipo, miles de personas en Twitter se han encargado ya de replicar a la farmacéutica que «también son trabajos en equipo las películas de ciertos directores a los que ni siquiera vamos a mencionar porque están cancelados».
A primera hora de la tarde, varios encapuchados se han congregado frente al domicilio particular del científico y han realizado varias pintadas con insultos y amenazas.
Según advertía hace una hora la American Physical Society, no se descarta ahora tener que anular también la ley de la gravedad por un chiste machista que hizo Newton en 1710. La propuesta, de momento, está en el aire.
