Tras la publicación de las fotografías de la fiesta de El Español, los comentarios ligeramente sexistas de Fernando Simón en un podcast, las reticencias a ordenar un confinamiento total “y tantas otras cosas”, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, lleva días lamentando estar en el Ejecutivo porque se estaría “poniendo las botas” criticando al Gobierno y poniéndolo “contra las cuerdas”, según han informado fuentes cercanas. “Por un lado está satisfecho de estar en el Ejecutivo porque cree que está contribuyendo mucho a cambiar el país, pero por otro lado se tiene que morder la lengua todo el rato y siente nostalgia de criticar a la clase política”, explica una fuente cercana a Iglesias.
Según dice, el político lleva una semana mirando las fotografías de la fiesta de El Español, a la que asistieron ministros, líderes del Partido Popular, líderes de Ciudadanos y algunos empresarios y susurrando “la casta, la casta”.
“Quizá todo esto [formar parte del Gobierno y ser por tanto un aliado del PSOE] no ha merecido la pena porque echo muchísimo de menos la política de verdad [usar el término “la casta” todo el rato]”, habría confesado Iglesias hace poco.