Los Franco abandonan al fin el Pazo de Meirás tras vaciarlo de obras de arte, muebles, paredes y cimientos. Asegurando que pertenecen a su familia y que tienen un “elevado valor sentimental”, los herederos de Francisco Franco se muestran dispuestos a devolver al Estado el icónico Pazo de Meirás tras llevarse de allí “cuatro cosas” que creen que pertenecen a su familia, como las obras de arte, los muebles, las puertas, la mampostería, el cobre, las paredes, el tejado y los cimientos.
La familia del dictador tiene claro que la sentencia que le obliga a devolver al Estado la propiedad solo se refiere al continente, es decir, al pazo y sus fincas, pero en ningún caso a lo que alberga en su interior. “Y las paredes están en la parte de dentro de la propiedad”, argumenta su abogado.
Así, aunque en el lugar en que estaba el Pazo ahora hay un socavón, “en ningún caso los herederos de Francisco Franco se han llevado la casa”, sino que lo que se han llevado son 5.792.923 ladrillos independientes a los que les unía un fuerte vínculo emocional.
El inmueble fue concebido por Emilia Pardo Bazán como refugio literario a finales del siglo XIX y ocupado por Franco en 1938, en plena Guerra Civil. Allí seguía parte de la biblioteca de Pardo Bazán, unos 3.200 libros que los herederos de Franco se han llevado también porque tras ocho décadas todavía no han terminado de leerlos.
A última hora, la familia Franco ha anunciado su intención de volver a por el césped y los árboles, que consideran que no forman parte del jardín.
