Matando dos pájaros de un tiro (el desarrollo de la vacuna y mantener a todos los estudiantes entretenidos), España espera tener más de 500 vacunas desarrolladas para fin de año después de que Javier Juesas, un profesor de Secundaria del IES Pablo Neruda de Huelva, haya asignado su investigación como trabajo de fin de trimestre. “Es irresponsable poner deberes sobre Lenguaje cuando pueden aprender y contribuir a la sociedad investigando la vacuna”, ha explicado.
“A lo mejor no la investigan tan bien como los médicos, pero con un poco de suerte…”, ha dicho este maestro, que ya ha recibido algunos textos y ensayos “prometedores” de parte de algunos alumnos.
La idea ha sido acogida con entusiasmo en los ministerios de Sanidad y Educación, que han ofrecido una rueda de prensa esta mañana para anunciar que extenderán la propuesta de este profesor a toda la comunidad educativa española. “De Primaria a la Universidad, todos los alumnos españoles tienen los mismos deberes: encontrar la vacuna, cada uno como pueda”, ha explicado Isabel Celaá, titular de Educación. Ha prometido un aprobado para cualquier estudiante que encuentre una vacuna con “al menos” un 50% de eficacia y aunque esté suspendido en todas las demás asignaturas.
“Sabemos que encontrar la vacuna es difícil, pero… ¿si lo intentan decenas de miles de personas? Ah, entonces estadísticamente la encuentran seguro”, ha dicho el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Desde el Gobierno además tienen “plena confianza” en que, si los alumnos españoles no son capaces de desarrollar una vacuna por ellos mismos, serán capaces al menos de copiar la de Oxford o la de Pfizer “cambiando cuatro cosas para disimular la copiada”.
“Un alumno español es capaz de encontrar apuntes y trabajos ya hechos en internet aunque eso suponga hackear el Pentágono”, ha dicho con orgullo la ministra Celaá.
Los alumnos que han recibido la tarea ya han anunciado su intención de limitarse a copiar la vacuna que haga el listo de la clase o, en su defecto, enviar a sus profesores un archivo PDF dañado que no sean capaces de abrir.
