La persecución del «botellón» en el marco de las restricciones en plena segunda ola de la pandemia por coronavirus ha golpeado la economía española evidenciando ahora que el consumo de alcohol en la vía pública representaba el 80% del producto interior bruto (PIB) del país.
«Hemos visto que el consumo de alcohol de garrafón suponía ingresar una media de 317.000 millones de euros por trimestre porque la juventud bebe mucho más de lo que se pensaba», señalaba esta mañana la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. «Es alcohol realmente barato, así que es normal que se consuma en grandes cantidades», razonaba.
Las evidencias obligan ahora al Gobierno a plantearse si es realmente buena idea prohibir el «botellón», por mucho que se pretenda limitar los contagios entre los jóvenes. «No hacen nada malo, están al aire libre bebiendo cerveza. Vamos, digo yo, todos lo hemos hecho», argumenta Calviño, que también valora ahora permitir que se beba en el trabajo.
«Se intentará compensar las pérdidas impulsando la venta de armamento a Arabia Saudí, pero la realidad nos ha mostrado que este país no puede prescindir del ‘botellón’ porque es el principal motor de nuestra economía», ha concluido la ministra.
