Tras descartar durante meses que los contagios pudieran producirse en el transporte público, aunque sí lo hicieran en otros lugares cerrados, los científicos han hallado evidencias de que el virus dispone de microtarjetas bonobús. “Hasta ahora la hipótesis con la que trabajábamos era que el virus, al llegar a la barrera del metro, se quedaba fuera porque no podía entrar, pero esto lo cambia todo”, explica un portavoz del Ministerio de Sanidad.
Así pues, el virus habría aprendido a pagar el billete de metro y, de hecho, tendría una Tarjeta Multi recargable que le permitiría desplazarse sin problema por la red de metro, el Metro Ligero y los autobuses urbanos y suburbanos de Madrid. Desde la Comunidad de Madrid han pedido disculpas asegurando que “era imposible de prever” que el virus pudiera tener acceso a máquinas expendedoras microscópicas donde obtener sus propios billetes.
“Supongo que deberíamos haber reforzado la red de metro o aconsejado a la gente que no la usara… Ojalá lo hubiéramos sabido antes”, han dicho desde el gobierno regional.
Tras la evidencia fotográfica de que el virus puede desplazarse en transporte urbano, los científicos buscan ahora pruebas (tarjetas de alta en la Seguridad Social, contratos o uniformes microscópicos de trabajo) que permitan confirmar que el virus puede acceder a fábricas y otros entornos laborales, contrariamente a lo que se creía hasta ahora.
