A pocos días de ser juzgado y, con toda seguridad, condenado a prisión, el Rey emérito, Juan Carlos I, ha aprovechado el período estival para escapar del Reino. “Pensábamos que descansaba y, cuando nos hemos dado cuenta, en sus aposentos no había más que un puñado de almohadas”, explica un alto miembro de la Guardia Real, el cuerpo encargado de la vigilancia del antiguo Jefe de Estado.
Al parecer, Juan Carlos I habría escapado del Palacio de la Zarzuela usando los pasajes secretos que él mismo ordenó construir y que tan bien conocía. Junto a él habría huido también un pequeño grupo de fieles. “A estas horas probablemente ya esté lejos de palacio, quizá en las bodegas de un pesquero o escondido en una tinaja, rumbo al exilio, donde se crió”, admiten desde la Casa Real.
“¡Inútiles, inútiles!”, ha exclamado el actual rey a sus esbirros al enterarse de la noticia, según las fuentes. Al parecer, también ha ordenado soltar a todos los cuervos para que den con su actual paradero antes de que salga del Reino y sea demasiado tarde.
Desde la Casa Real han publicado un comunicado lamentando la noticia, admitiendo que debían haber decapitado al Rey emérito hace semanas a fin de evitar una fuga “que era más que probable” o, en su defecto, haberle convencido para ingresar en la Guardia de la Noche.
Pese a que hay pocas oportunidades de encontrar al Rey emérito, Felipe VI, actual Jefe de Estado, lleva horas cabalgando en su corcel y tratando de darle caza con una ballesta.
