Viajar con toda la familia a Galapagar para gritar «¡Coletas rata!» o simplemente para protestar frente al chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero ha sido el plan vacacional estrella de este verano, marcado por la imposibilidad de viajar al extranjero. Muchas familias han optado incluso por perseguir a los ministros hasta Asturias, donde intentaron sin éxito aislarse del acoso que están sufriendo.
«Empezamos montando unas tiendas de campaña improvisadas aquí, delante del casoplón del Coletas, pero es que al final nos dimos cuenta de que había que abrir un camping. Y la verdad es que estamos completos desde junio», comenta el gerente del Camping El Escrache de Galapagar.
Los visitantes pueden disfrutar de un plan «tranquilo», consistente en hacer excursiones por la zona, vigilar las entradas y salidas del chalé y gritar algún que otro improperio ocasional, o bien optar por el modo más aventurero y hacer pintadas en los muros o enfrentarse a los guardaespaldas de los ministros. «El pack de aventura incluye un seguro opcional por si nos detienen y hay que contratar a un abogado», explica uno de los viajeros que se desplazó a Galapagar desde Oviedo.
«Para mí esto es turismo responsable porque te quedas descansado después de gritarles pero además estás contribuyendo a echar a los comunistas bolivarianos del Gobierno», comenta otro visitante.
La Dirección General de Tráfico teme ahora la operación retorno del próximo lunes, y espera que los turistas que regresen a sus domicilios desde Galapagar lo hagan de forma escalonada. Muchos intentarán prolongar su estancia «hasta que haya elecciones».
