«La fealdad recupera su espacio». Con estas palabras constataba esta mañana el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, una realidad que no han dejado de compartir los madrileños en las redes sociales: el confinamiento ha reducido estos días la contaminación en la capital de España, permitiendo así apreciar lo fea que es.
La bruma que teñía antes el horizonte de Madrid se ha ido disolviendo, revelando lo que antes estaba camuflado. Pueden apreciarse los edificios grises de arquitectura franquista, los deteriorados tejados de un centro caótico y los «nuevos engendros» de las llamadas «Cuatro Torres» de la Castellana. Reconoce el alcalde que «sin la boina de contaminación se le ve a la ciudad toda la calva».
«¿Se entienden ahora las reticencias respecto a Madrid Central y los protocolos anticontaminación?», preguntaba Almeida en Twitter, donde se ha ganado incluso el respeto de sus anteriores detractores. «Es verdad que el paisaje es un poco truñete», concedía su predecesora en el cargo, Manuela Carmena.
Los expertos calculan que, acabada la cuarentena, Madrid tardará unas cuatro horas en recuperar su aspecto anterior. Un tiempo que «se hará larguísimo», según sus habitantes.