Asumiendo que la geografía, la historia, la literatura y la ortografía son habilidades que solo tenían sentido en el Viejo Mundo, Isabel Celaá, ministra de Educación, ha respondido en el Congreso a una pregunta del PP y ha anunciado que, efectivamente, todos los alumnos de este año obtendrán un aprobado “porque ya da igual todo”.
“Vamos a enseñar a los niños a construir mascarillas, lanzas y otros útiles a partir de deshechos. Nuestros niños van a estar preparados para el Nuevo Mundo, no se van a quedar atrás”, ha dicho la ministra, que ha aclarado que la idea es finalizar este curso enseñando los conocimientos obsoletos pero arrancar el próximo “con un currículum adaptado al Apocalipsis”.
“Cuando lleguen las Guerras de la Ceniza, la Gran Hambruna y El Avituallamiento Rojo, los alumnos españoles estarán preparados. No sabrán dónde está Suiza o Roma, pero eso no importará porque Europa será una gran estepa formada por pequeños núcleos urbanos fuertemente armados que aún no se han formado y, por tanto, no se pueden estudiar”, ha dicho.
Celaá ha señalado también que, aunque las asignaturas “de tipo cultural, como la literatura” son un “lujo de otros tiempos”, se está trabajando para que cada niño memorice un libro y, de este modo, España conserve su patrimonio literario cuando las librerías hayan desaparecido por completo y ya nadie recuerde qué son.
