Las casas de apuestas siguen a pleno rendimiento desde que se decretó el estado de alarma por la crisis del coronavirus. Pese al cierre obligado del comercio y la hostelería, estos establecimientos continúan siendo un hervidero porque el Gobierno de España es incapaz, incluso en estas circunstancias, de imponerse a un sector que representa unos ingresos de 2.600 millones de euros anuales para las arcas públicas.
«De hecho, estando yo confinado es aún más difícil que antes», argumentaba esta mañana el ministro de Consumo, Alberto Garzón, reconociendo que los establecimientos de Codere y similares «están llenos de gente paseando al perro». Incluso en Twitter circula en estos momentos el «hashtag» #yomequedoenlacasadeapuestas.
Algunas fuentes cercanas al Gobierno no descartan, de hecho, la apertura de locales de Codere en los hospitales «porque los enfermos tienen que distraerse con algo».
Al cierre de la edición, el propio Pedro Sánchez anunciaba la movilización de hasta 117.000 millones para apostar «todo al rojo» y rescatar «con un golpe de suerte» la economía española.