Asumiendo el fracaso pero admitiendo que hay espacio para el optimismo, la COP25 ha concluido esta semana sin lograr acuerdos y mirando hacia un futuro en el que las negociaciones serán mucho más cómodas porque todas las decisiones quedarán en manos de un único señor de la guerra que tomará todas las decisiones. “Cuando todo sea un páramo basado en la ley del más fuerte se tomarán medidas contundentes contra la emergencia climática, es cuestión de tiempo”, explicaba hoy un portavoz de la ONU.
Según el organismo internacional, ahora mismo está todo encallado porque hay demasiados intereses detrás de cada país, pero eso cambiará en unas décadas cuando la lucha por la supervivencia sustituya a la política. El desánimo, según la ONU, no debe hacernos olvidar que lograr acuerdos de cooperación entre países será mucho más fácil cuando no haya países.
La cumbre insiste en que los ciudadanos no deben dejarse llevar por el pesimismo y se muestra confiada en que, cuando a la Cumbre acudan solo Nueva Rusia y Canadalonia, sus respectivos líderes firmarán lo que sea.
“Es difícil negociar cuando todas las regiones son ricas y prósperas y no un yermo en el que sus habitantes ya no tienen nada que perder”, concluye la ONU, tratando de quitar importancia al fracaso del encuentro y citando “a quien quede vivo” a la próxima cumbre, que se celebrará en el año 2050 o Año 3 de la Segunda Era.
“Confiemos en que en el futuro haya más sensatez y que quien disponga de acceso a agua potable y a un mayor número de mercenarios encuentre soluciones”, dijo al abandonar la cumbre un delegado de uno de los casi 200 países participantes.
Los expertos también recuerdan que, aunque ahora el exceso de población parece un problema, en realidad podría ser una ventaja cuando todos los humanos nos volvamos caníbales.