Asegurando que dieron su vida por España, el Gobierno ha decidido dar un funeral oficial de Estado, con la asistencia de todas las personalidades políticas, eclesiásticas y con miembros de la Casa Real, a todos los contenedores destrozados y calcinados ayer por la noche en la ciudad de Barcelona. «Cayeron, pero no serán olvidados. Fueron tratados como basura, pero no eran basura y cumplían una función importante», ha declarado Pedro Sánchez en una emotiva comparecencia de urgencia en el palacio de La Moncloa.
«Ahora es momento de estar juntos y de apoyarnos, no de pensar en política. Sería una falta de respeto cualquier otra cosa. Cuando dejemos de llorar y haya finalizado el funeral, pediremos el 155», ha declarado Pablo Casado, líder del Partido Popular. Las autoridades organizarán una misa y una ceremonia por las víctimas que tendrá lugar mañana.
Albert Rivera, con lágrimas en los ojos, ha estado visitando contenedores catalanes durante toda la mañana, algunos de los cuales tenían lazos amarillos pintados encima, que ha intentado eliminar mientras susurraba palabras bonitas de ánimo.
Algunos contenedores y cubos de basura con suerte que no fueron calcinados tendrán secuelas de por vida y posiblemente conservarán problemas para rodar por el asfalto o abrir sus tapas.
La Diputación de Barcelona, siguiendo su política de separación de residuos, ya ha informado de que en las próximas horas se instalarán contenedores de color negro gris oscuro donde los ciudadanos podrán depositar los restos de los otros contenedores quemados.
