Completamente desengañados, los 47 millones de españoles han descubierto esta mañana que su presidente en funciones, Pedro Sánchez, no es presidente únicamente de los españoles, sino también de los ciudadanos de un segundo país llamado Woldavia, al que adora. “Allí también lidera el Partido Socialista Obrero Woldés (PSOW), y en ese país sí accedió a pactar con las fuerzas de izquierda porque les tiene más cariño, nosotros somos su segundo plato”, decía llorando un madrileño esta mañana sin entender cómo es posible que el político haya mantenido la farsa tanto tiempo sin que nadie se haya dado cuenta hasta ahora.
“Esto lo explica todo, con razón nos da largas”, añadía el mismo ciudadano.
Los españoles, que no creen que puedan volver a confiar nunca más en nadie, entienden ahora que Sánchez no quisiera formar gobierno en España a fin de tener más tiempo para el otro país. “Allí sí que tiene gobierno y aquí, en cambio, elecciones y elecciones. ¿Qué tienen esos ciudadanos que no tengamos nosotros?”, se quejaba una tuitera malagueña este mediodía.
Esta evidencia, dicen los españoles, explica el motivo de que Sánchez siempre parezca tan cariñoso cuando habla de España: lo hace para disimular y porque tiene remordimientos personales. El hecho de gobernar en otro país explicaría también todos esos sospechosos viajes a bordo del Falcon.
A última hora, los españoles han decidido presentarse por sorpresa en Woldavia y aclarar las cosas.
