2Si fueras consciente del dolor que me produce ver este tipo de fotografías tuyas quizá no las publicarías. Imagínate no existir si no es en los ojos de otro. Imagínate estar ahí pero sin estar. Ser traslúcido de forma voluntaria. Estar de forma provisional, incompleta. Así es como estoy yo en el trabajo cada día cuando sé que no puedo sentarme a hablar contigo y mirarte fíjamente a los ojos y, quizá, acariciarte y apartarte el pelo de los ojos, quitarte una pelusa de la camisa, charlar hasta las tantas…. Y por eso al ver estas fotos, ahora ya en casa, por la noche, el dolor es casi insoportable. Y aún así no puedo apartar la mirada de la pantalla porque solo así sé que estoy vivo, que no soy un fantasma. Veo esta foto y al menos no siento el vacío de no tenerte. Solo puedo pensar en aquella vez que estuvimos tú y yo juntos en la sala de reuniones y nuestros dedos se rozaron por un segundo. Pienso en ese instante infinito y para mí aquello fue el Big Bang. Todo el Cosmos colisionó en esos átomos nuestros que chocaron con fuerza. Fue un chispazo y sé que tú también lo sentiste. Sé que estamos destinados el uno con el otro pero que, sin embargo, no puede ser. Y esa certeza (la certeza de que no hay un mundo posible para nosotros) es total y me colma y confío en que a ti también te colme. Pienso en tus hijos… en Jaime, tu pareja… Es todo muy difícil. Es imposible. Nos conformaremos con una mirada, una sonrisa, un “hola, qué tal” un comentario inocente en Instagram… Y eso será todo y tendremos que recordar que nuestro Universo nació cuando nos tocamos en aquella sala de reuniones y que eso fue todo. Y no hablaremos nunca más y solo seremos piezas más de un engranaje mezquino y cruel que no permitirá jamás que estemos juntos. Lo siento muchísimo por nosotros, pero la realidad es la que es y sé que, en el fondo, lo entiendes. ¿No ves que no puede ser? ¿No lo ves? Espero que lo comprendas.