“El lunes cojo mi patinete para recorrer de nuevo todos los rincones de Barcelona y escuchar”. Con estas palabras se despedía Ada Colau el pasado domingo de su militancia. Consciente de que esa estrategia les ha funcionado a otros líderes políticos en el pasado, la alcaldesa en funciones no ha esperado ni un minuto y, desde ayer por la mañana, recorre de un lado a otro la ciudad condal montada en un monopatín, haciendo trucos sobre el mobiliario urbano y hablando “con la peña”.
Hasta ahora, al haber decidido ir con el monopatín por la acera, lo que más ha escuchado son protestas e insultos. “Todavía no me manejo bien con esto y me da miedo meterme en el carril bici”, se disculpaba la candidata de BCN en Comú. “Estoy aprendiendo muchísimo de los barceloneses, he comprobado lo mucho que odian a la gente que va en monopatín”, ha confesado.
Inicialmente, Colau había calculado que acabaría de recorrer la ciudad en dos días, pero como hay tantas obras, al final tendrá que emplear varias semanas. “Todas las aceras están levantadas, no puedo pasar con mi monopatín”, se ha quejado. “Los turistas caminan despacio y me bloquean el paso constantemente, así no podré cumplir mi objetivo jamás”, ha insistido visiblemente desesperada.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que una exhausta Ada Colau ha tratado de beber en una fuente pública pero no ha podido porque el agua estaba cortada. “Al menos he podido comprarle una cerveza a un vendedor ambulante”, ha dicho aliviada.
