El fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, lleva una semana recorriendo el océano Atlántico en su submarino con la intención de ayudar a apagar el incendio que se declaró en la catedral de Notre-Dame el pasado 16 de abril. El sudafricano llegará la semana que viene a París, donde espera ser recibido como un héroe por todos los franceses.
Elon Musk es optimista respecto a la capacidad de su mini-submarino y confía en poder rescatar el patrimonio cultural de la catedral antes de que sea consumido por las llamas. “Su idea es remontar el río Sena hasta llegar a las inmediaciones del monumento y, una vez allí, extinguir el incendio con una mini-manguera que ha desarrollado especialmente para la ocasión”, explica Gwynne Shotwell, presidenta de SpaceX.
“Ya llego, ya llego, no lo apaguéis sin mí”, insiste el magnate de Tesla mientras se acerca lentamente a Europa. “Yo os salvaré, parisinos, no os preocupéis”, grita todavía a miles de kilómetros de la catedral, ya apagada. “Solo un poquito más, papa Elon ya está aquí”, susurra el empresario desde el interior de su submarino. “Solo yo dispongo de la tecnología necesaria para apagar ese fuego”, añade con condescendencia.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que el mini-submarino de Elon Musk se ha quedado sin fuerza y ahora se encuentra tirado en el fondo del mar. Musk se ha negado a pedir ayuda y ha anunciado por radio su intención de utilizar otro mini-submarino para salvarse a sí mismo.
