La cámara a bordo de la Estación Espacial Internacional muestra cómo, a las 03.47 horas de la noche del 24 al 25 de diciembre de 2018, Gorka Larreta, astronauta espacial nacido en Bilbao, cayó al suelo mientras dormía a pesar de la ingravidez en la que se encuentra toda la tripulación al permanecer en la órbita terrestre.
Los científicos de la NASA y de la ESA, tras el estudio y el análisis de la información del módulo del español, han concluido esta semana que, a pesar de que todos los astronautas reciben de manera periódica paquetes de sus familiares con objetos personales o comida, algo en el último envío de su abuela Mari desencadenó una ingesta desaforada que quebró las leyes físicas hasta ahora conocidas. Todo apunta a una sobredosis de Marmitako y turrón del duro.
Superada la sorpresa inicial, el astronauta vasco ha empezado a disfrutar de la gravedad, redescubriendo placeres como comer sentado, echarse raudas carreritas de un módulo a otro o simplemente desatender sus obligaciones, aduciendo que podría ser peligroso ya que no hay precedente ni explicación para lo que le pasa. Wendy Braña, astronauta brasileña, señala que “se tira por el suelo a dormir a cualquier hora mientras nosotros hacemos un montón de actividades arriesgadas y complejas, y encima flotando”. John Willey, el comandante de la misión de EEUU, asegura que además su actitud es soberbia y desafiante, “como si sus zurullos no flotaran igual que los de los demás”.
Por todo esto, el mando espacial internacional ha decidido acortar el viaje del español, pero no se lo han podido notificar personalmente porque el astronauta se ha encerrado en el baño al grito de “antigravedad a mí, los cojones”. Dada la crisis que se ha desatado en la EEI, se espera la llamada del exastronauta y Ministro de Ciencia del Gobierno, Pedro Duque, para que ponga a Larreta con los pies en la Tierra.
