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Mucho ojo con este mapache raro. ¡Es un guarro! Si le asustas, te vas a arrepentir.
Seguro que revuelve la basura en busca de fabada y otras lindezas para tener su estómago pestilente siempre preparado.
No caigas en la trampa de pensar: «Mira, una rata rarísima, qué mona es, voy a estrujarla». Tiene un pedo preparado para ti.
El olor de sus pedos se ha comparado con el de un mapache podrido.
Su loca pestilencia emana de un agujero de su cuerpo: el ojete. Nadie se ha atrevido a acercarse allí. ¡Normal!
A veces van en grupo. Si asustas a dos mapaches guarros a la vez, puede que acabes oliendo a pedo toda tu vida. Fíjate en el ojete pálido del mapache de la derecha. Es el ojo de Sauron de la peste.