Manuela Carmena, actual alcaldesa de Madrid, vuelve a hacer gala de su cercanía y su sencillez abriéndonos esta vez las puertas de su casa.
“Aquí es donde me descalzo y me pongo las zapatillas de andar por casa para ir cómoda”.
“Tú fíjate qué pasillo tan hermoso tengo aquí. Estoy por meterme en reformas y que me lo acorten un poco, que una tiene ya una edad y cuando llego a la otra punta estoy con un cansancio que así no hay quien gobierne un ayuntamiento”.
“El salón lo tengo tipo loft, sin mucho mueble ni mucho tabique, para que dé sensación de amplitud. Además es un salón bien luminoso, luz natural todo el día. Lo único malo, las visitas, que tengo todos los días. Y el día de Nochevieja ni te cuento, me dejan esto que da pena verlo. Pero chico, la gente da alegría ¿no?”.
“Esto lo tengo por si viene gente a echar un café, que estén amplios. Lo único que no me termina de convencer es la decoración. A ver si voy al rastro un domingo a por unas telas africanas, con sus elefantes, sus bonguitos… y le hago un lavado de cara a esto”.
“La terracita: siempre me han gustado las plantas y el verde, animan mucho una casa. La pena es que aquí tampoco tengo mucha variedad, unos 268 tipos diferentes de plantas nada más. Me levanto a las cuatro y media de la mañana para regarlas todas antes de desayunar”.
“Aquí es donde guardo alguna antigüedad: pinturas, dibujos, algún grabado… Que si, serán muy bonitos, pero tú no sabes el espacio que ocupan. Cualquier día me da un pronto y lo llevo todo al Cash Converters, que algo me darán”.
“Aquí es donde tiendo y donde sacudo la escoba. Y te cuento un secreto: si se me cae alguna faja del tendedero, les pido a los municipales que me la recojan por no andar para arriba y para abajo. Les dices que es una urgencia y santas pascuas. Es lo que tiene ser alcaldesa”.
“Nunca he sido yo de mucha mascota. Pero al final te lían, te lían, y terminas con más de cien especies de bichos a tu cargo. Y me vais a perdonar un segundo, pero es que es la hora del paseo del Ñu de Cola Blanca y las Liebres de la Patagonia”.
“Cuando te dedicas a la política, a veces necesitas un baño relajante. Al final del día, este es mi pequeño espacio de relax: sólo yo, el agua, las estrellas y 395 coches por minuto”.
“Esto lo tengo por si viene mi nieto de visita, para que pueda jugar el chaval. Que si no, a los muchachos les metes en una casa y se aburren. Que corra, que está en la edad, y aquí tiene más de 90 metros para estirar las piernas”.
Y así, tras enseñarnos cada rincón de su hogar, Carmena nos despidió con simpatía y amabilidad. Sólo nos hizo un pequeño recordatorio: “Cerradme la Puerta de Alcalá cuando salgáis, que luego entra corriente”.
