A solo unas horas de la coronación de Felipe VI, Letizia Ortiz ha anunciado a su actual marido que le abandona, dando la espalda a su proclamación como reina y dejando de este modo la Familia Real para mudarse al apartamento de un informático de 26 años con el que lleva viéndose, según ella misma ha reconocido, desde hace tres meses.
“Rubén es dulce, está lleno de ilusión y me hace feliz”, ha explicado la actual princesa a diversos miembros de la Casa Real.
«Me trata como a una reina», ha añadido.
Según ha explicado a un apesadumbrado Felipe de Borbón, el joven informático acaba de mudarse de casa de sus padres a un apartamento de Lavapiés con la intención de que Letizia vaya a vivir con él.
«Por ahora con su sueldo podemos ir tirando, estoy muy ilusionada», ha dicho la exfutura reina de España. Su anuncio ha tenido lugar esta mañana mientras a Felipe le probaban el traje que lucirá mañana durante la ceremonia de coronación. “Me voy, vengo a decirte adiós, no me hagas preguntas, no hay culpables, siempre te he querido”, ha declarado Ortiz.
“¿En qué hemos cambiado?”, ha preguntado un tranquilo pero profundamente triste Felipe de Borbón.
“Yo no he cambiado, pero tú nunca creíste que estaba contigo por amor, ¿verdad?”, ha dicho Letizia quedamente, según han informado fuentes anónimas de la Casa Real.
“¿Ya no me amas?”, ha preguntado Felipe VI. Letizia Ortiz ha negado con la cabeza, añadiendo que un buen monarca no debería hacer según qué consultas al pueblo, “especialmente si ya conoce la respuesta de antemano y sabe con certeza que no le va a gustar”.
“Letizia”, ha dicho Felipe de Borbón cuando su mujer abandonaba la habitación con una maleta en la mano. “Él… ¿es un buen hombre, al menos?”, ha preguntado el futuro rey de España mientras un sastre le hacía los últimos arreglos del traje que lucirá mañana.
“Sí, creo que te gustaría si le conocieras”, ha contestado con una triste sonrisa Letizia Ortiz.
Las mismas fuentes han confirmado que, segundos después, Ortiz ha abandonado el domicilio. Al verla partir, Felipe ha estirado la mano como queriendo agarrarla por última vez, aunque su mujer ya se había alejado varios metros.
