Varios agentes acudieron a separar a los jóvenes exaltados pero no fue necesario puesto que, cuando llegaron, los tres chicos se encontraban a varios kilómetros de distancia unos de otros, aunque seguían profiriendo insultos y persiguiendo sombras.
Los vecinos piden a Carlota M. que aclare la situación para que sus pretendientes dejen de hacer el ridículo y, sobre todo, para que no sigan gritando en plena calle asustando a niños y pájaros. «La gente se cree que me gusta esta situación, pero es que ya he intentado mil veces hablar con ellos. Creo sinceramente que también son sordos», se lamentó la muchacha.