Una rueda para moverlos a todos.
La sencilla ruedecita podría aplicarse también a aviones, coches o autocares. «Los trenes sólo requieren un botón para avanzar y parar. No hacen nada más que yo sepa. Lo accesorio es para que los conductores se den importancia, para que parezca que todo es muy complicado» apunta Greimas. Sus declaraciones no han tardado en levantar ampollas: varias asociaciones americanas de conductores y pilotos han expresado su completo desacuerdo con la visión simplista y reduccionista del equipo de diseño de la NASA. Sin embargo, la propia institución ha apoyado con numerosos datos y análisis su concepción de las nuevas cápsulas. «Antes un ‘walkman’ tenía como mínimo cinco botones: adelante, atrás, play, stop y pausa. Ya fue un avance descubrir que el stop y el pausa podían ser el mismo botón. Pausar era como decir ‘ahora vuelvo’ y parar era similar a un ‘hasta mañana’. Pero al reproductor la cortesía le da igual, el resultado es el mismo. Ahora los aviones y aparatos de locomoción en general están aún en esa fase prehistórica: un botón para encender motores y otro distinto para apagarlos, o varios para cada motor. Todo con muchas lucecitas, eso sí, pero completamente absurdo. Fíjense que cada pasajero tiene un indicador luminoso que le recuerda que no se puede fumar, y otro que debe abrocharse el cinturón. Con uno bien visible para todo el mundo bastaría, ¿no? La gente no es idiota. ¿O es que hay pasajeros cuya vida no vale nada y no necesitan que se les encienda el indicador del cinturón?» sostiene Greimas.
Los médicos también quieren simplificar.
Algunos pilotos de aviones comerciales han aplaudido la simplificación de los paneles: «sé que mi trabajo es importante y no necesito ampararme en botones inútiles y en protocolos absurdos que impresionan a la gente» asegura un piloto anónimo de American Airlines. «Somos muchos los que tapamos la instrumentación con un tapete o una sábana para que no nos distraigan las luces, y usamos lo poco que realmente necesitamos usar. Con una manivela y buena voluntad se conduce hasta un caza del Ejército».
Inspirados también por ese nuevo enfoque simplificador, algunas asociaciones de médicos defienden que se apliquen sistemas parecidos en la profesión médica. Valentina Carpenter, pediatra neoyorkina, ofrece argumentos similares a los de la NASA: «un cirujano lo que hace es abrir, hurgar dentro y cerrar. Todos esos trastos que va pidiendo con solemnidad a la asistente son caprichos que justifican elevados sueldos. Y justifican también que un traumatólogo no parezca un carpintero o que un ginecólogo no trabaje como un cuidador de vacas. Muchas veces es justo lo que son, incluso literalmente. Y a mucha honra, habría que añadir».