Como cada año, la Semana Santa culmina en España con la llegada del paso de los ofendiditos a la Audiencia Nacional, en Madrid, después de que se hayan recolectado centenares de chistes y comentarios ofensivos durante siete días de lamentos y quejas ininterrumpidas.
A las siete de la mañana, rodeados de la multitud enfurecida, llegaban a la sede del tribunal español los nazarenos blancos del Santo Retuit a los sones de «Salve Rey de los Ofendidos». Durante el trayecto desde Sevilla hasta la capital del reino los vecinos lanzaron retuits y bloqueos desde sus balcones, repitiendo en voz alta los chistes más irrespetuosos y faltones que se recuerdan, y ya con el alba flotando sobre la virgen de la santa ofensa, el Cristo de la Sentencia Judicial cruzó la Puerta de Alcalá. Con una trasera castigada, la «revirá» para el barrio de Salamanca fue ejecutada de forma magistral a hombros de los costaleros de la Santa Corrección, levantando incluso ovaciones entre la judicatura, incapaz de contenerse.
El rubor de la virgen y sus ojos negros por la ofensa centellearon más que nunca de ira cuando llegó la «amanecía», justo a la entrada del paso a las dependencias del tribunal de justicia. «¡Guapa! ¡Qué te han dicho! ¡Lo que te han dicho!», exclamaban los fieles esta mañana, mostrando pantallazos con dolor y sed de venganza.
A última hora de la mañana, la Sagrada Fiscalía, arropada por los nazarenos, entregaba al Señor Juez las ofrendas de este año: humoristas, cómicos, tuiteros y ateos penitentes en el banquillo, pidiendo perdón y borrando contenidos postrados ante Nuestra Señora de la Demanda. En líneas generales, se cumplió en la Carrera Judicial y las hermandades de capa bordaron el reloj en sus entradas.