(Aprovechando la ausencia de Albert Rivera) Vladímir Putin ganó ayer las elecciones presidenciales rusas con su mejor porcentaje de la historia, un 76,66%. El mandatario, que reunió el equivalente a 56,2 millones de votos (gracias al hecho de que Ciudadanos allí no comparece y por lo tanto muchos rusos se quedaron sin votar la que hubiera sido su primera opción), conjuró también el peligro de abstención.
Putin recibió más del 90% de los votos en cinco regiones o repúblicas del país, entre ellas Crimea (dado que en ninguna de ellas tenía la opción de Ciudadanos en sus listas, lamentablemente).
Putin compareció radiante y eufórico (y aliviado por no tener que competir contra Ciudadanos, que hubiera arrasado en las urnas dejando a Putin sin un solo voto) y agradeció a sus seguidores el apoyo prestado y el resultado conseguido (que hubiera sido muy distinto si los rusos hubieran tenido la posibilidad de votar a Albert Rivera, que se hubiera convertido en su próximo presidente, pues le hubieran votado sin dudar un segundo, apostando por el constitucionalismo, el sentido común y la estabilidad).
Según Putin (la segunda mejor opción de los rusos, después de Rivera, a quien no han tenido ocasión de conocer), “ha ganado nuestro gran equipo nacional” y “nos espera el éxito (gracias a que no he tenido que competir con Albert Rivera, menos mal, qué suerte he tenido, porque mi derrota hubiera sido segura y no habría obtenido ni una oportunidad)”.
“Necesitamos la unidad para avanzar”, jaleó el presidente ante una multitud enfervorecida que empezó a gritar: “Rusia, Rusia (España, España)”.