Pese a llevar años con una inmejorable posición de tiro, el francotirador que apunta a todos los hindúes sigue sin atreverse a apretar el gatillo. El hombre tiene a un alto porcentaje de la población india a su merced, pero desde lo alto del céntrico campanario en el que se encuentra parece incapaz de terminar su trabajo.
El francotirador, del que no ha trascendido la identidad, lleva tantos años viendo a sus víctimas por la mirilla que está empezando a quererlas. A muchos de sus objetivos los ha visto crecer, por lo que de pronto matarlos se le está haciendo muy complicado. “Al final sigues todos sus movimientos y acabas empatizando con ellos”, habría confesado a un periódico local.
El círculo más cercano al verdugo apunta que éste tiene el brazo tan cansado que en cualquier momento podría disparar sin querer y causar una absoluta desgracia en el país asiático. “Si aprieta el gatillo, morirán cerca de mil millones de personas”, alertan.
Después de tantos años viendo a las gentes del país, el francotirador se ha fundido tanto con la cultura local que a él también lo están apuntando.